A pocos kilómetros de la urbe capitalina se esconde un paraíso. Se trata de las comunidades indígenas Ellapuru Emberá y San Antonio, ubicadas a orillas del río Chagres y la cuenca hidrográfica del Cana de Panamá.
Dichas comunidades conformadas por indígenas de la etnia Emberá. El poblado fue fundado en 1958, cuando los norteamericanos gobernaban la antigua zona del canal.
Actualmente residen 60 personas en el lugar, entre ellos, 20 menores de edad. Luchan por mantener sus costumbres para su subsistencia.
El tranquilo poblado de repente, el fin de semana, quedó rodeado de policías uniformados y cadetes portando armas de grueso calibre.
Contrario al temor en los rostros de los habitantes, se asomaron caras sonrientes dando la bienvenida.
Es que hasta allá llegaron los aspirantes a policías como parte de un programa de entrenamiento de la Policía Nacional, donde pasaron más de 24 horas internados en la selva que rodea al río Chagres.
A menos de un kilómetro del pueblo indígena se encuentra un hotel cinco estrellas.
En esta ocasión una visita inesperada alteró la rutina de la población a pocos días de las acostumbradas visitas turísticas. Las casi 200 unidades policiales: 134 cadetes, rodearon a los indígenas.
Los niños mostraban el asombro en sus caritas. Nunca habían visto a tantos policías juntos. Y menos cargando fusiles, liderados por el director de la Policía Nacional, Gustavo Pérez.
El jefe de la tribu, Luis Carlos Cabezón, confirmó que era la primera vez que se acercabas a su pueblo, los efectivos policiales, y se sentían regocijados por la visita.
EN ACCION
Los futuros agentes policiales realizaron las primeras acciones comunitarias: limpiaron los alrededores de las casas de los pobladores, y a medida que avanzaban las horas, la comunidad Ellapuru iba quedando limpia, pero la lluvia impredecible cayó y el césped quedó empañado con el lodo. Los moradores, sonriendo, explicaron que era mejor así, ya que el llano crecería con más verdor.
En la noche se ofició por primera vez una misa, en 52 años. El padre era parte de la expedición policíaca.
Durante la lluviosa noche, los mosquitos hacían su trabajo y, los uniformados acomodaron sus hamacas debajo de las casas de altillos. Mientras unos dormían o intentaban hacerlo, otro grupo "montaba guardia" en el perímetro de la población.
LA VIDA EN MEDIO DE LA SELVA
Los pobladores de Ellapuru Emberá se dedican a la siembra de plátanos, arroz y otros produtos, y su actividad principal es la pesca de tilapia y sargento.
La caza es limitada. Ellos protegen el hábitat de los cazadores que provienen de Chilibre.
EL DESPERTAR
A eso de las 6:00 de la mañana del sábado, los aspirantes comandados por los instructores, llenaron los patios con la formación.
Después del desayuno, la población indígena danzó para los visitantes y ofrecieron artesanías que hablaban de sus costumbres, las cuales han pasado de generación en generación.
Las jóvenes vestidas con sus atuendos característicos: faldones coloridos y corpiños de chaquiras, ofrecían sus productos elaborados a base de la flor de tagua y los s tatoo hechos de jagua.
NECESIDADES
Según el dirigente Cabezón, se necesita una escuela en el lugar para que los niños no arriesguen sus vidas cruzando todos los días al río Chagres.
Además, piden que se eliminen las algas que invaden las aguas del inmenso río convirtiéndose en un dolor de cabeza para los moradores.
Tras la partida, el lugar quedó en silencio. Niños y adolescentes despidieron a los periodistas y altos oficiales mientras estos cruzaban el río Chagres en varias lanchas.
El silencio embargo el lugar, luego que se conocierá que los visitantes se retirarián del poblado.
Niños y adolescente, despidierón a los periodistas y altos oficiales durante su cruce por el Rió Chagres.
MAS
Al lugar también llegaron doctores que ofrecieron asistencia médica a los lugareños, desde odontología hasta vacunación.
El río Chagres es habitado por caimanes, lo cual es un peligro para los pobladores que cruzan diariamente por el lugar.