Luego de la derrota de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial, varios de los principales líderes nazis fueron enjuiciados por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en los Juicios de Nuremberg. El comandante de la Luftwaffe (Fuerza Aérea Alemana) Hermann Göring fue condenado a morir ahorcado, pero al no poder acordar morir fusilado (una ejecución que a su juicio era más digna de su status militar), decidió suicidarse en su celda tomándose dos cápsulas de cianuro que tenía escondidas. Göring murió un 15 de octubre de 1946.