"Me decía que no tuviera miedo, porque sabía que iba a morir en su trabajo".
El relato triste lo hacía Leticia Valdés, madre de Elías Ortega, el marino que murió en la patrullera que lo trasladaba al antiguo fuerte Sherman, procedente de Isla Grande.
Ayer, miércoles, amigos y compañeros se unieron al dolor de los familiares que se reunieron para participar del funeral. El encuentro obligatorio tuvo lugar en la casa del ahora occiso, en Vista Alegre, corregimiento de Cativá, en Colón.
Ortega, con el rango de cabo segundo y de 26 años, estaba listo para ascender a cabo primero en el mes de noviembre. Murió operando la patrullera en la cual iban otros cuatro marinos y en donde también falleció el teniente Diego Murillo.
Ortega alcanzó el rango durante los actos del funeral.
El director del Servicio Marítimo, Jacinto Tom, dijo que el dolor de esa pérdida. Aseguró que la muerte de ambos marinos fue por un accidente en una noche de luna llena según investigaciones de la junta investigadora. Ortega se confundió cuando operaba la embarcación.
El marino Ortega fue un hombre que se distinguió por su trayectoria en el trabajo dentro del Servicio Aéreo Naval, por su solidaridad, unidad, respeto y abnegación.
Era miembro de una familia numerosa, con 13 hermanos. Le sobreviven sus dos hijas, Elianis y Kilmaris; su esposa Evelin Contreras; y sus padres Leticia y Vicente.
Una pequeña almohada que le había regalado su esposa Evelín estaba acomodada junto al cuerpo del marino Ortega, el cual fue escoltado por sus compañeros del Servicio Aéreo Naval.