Aún recuerdo aquella ida al cine cuando uno de mis mejores amigos, uno que es cinéfilo empedernido, me enseñó su técnica infalible para ocupar siempre el mejor asiento en la sala de cine, sin importar a qué hora llegara o qué tan larga fuese la fila.
Llegamos un grupo de 4 amigos y amigas al cine, ubicado en uno de los centros comerciales más concurridos de la capital. Faltaban 10 minutos para comenzar la cinta, pero como era un estreno de temporada, ya la fila tenía al menos como 80 personas, y el último iba a dar a la plaza de comidas.
Mi amigo se paró como a unos 3 metros del comienzo de la fila, conversando con nosotros mientras disfrutaba de un "pop corn" y una soda. Solo fue comenzar a moverse la fila, cuando el experto en coladas sencillamente se metió entre los 3 primeros de la fila (que ni lo conocían), le dio su boleto al empleado del cine, y se metió.
Todos quedamos tan asombrados, que ni nos dio tiempo para seguirlo. Su "secreto" era tan simple, pero a la vez tan burdo, que nos quedamos paralizados.
Lo más increíble es que ninguna de las más de 150 personas que estaban en la fila y que se "mamaron" hasta 45 minutos parados, dijeron absolutamente nada. El hombre se les coló y ya. Era como si se hubiese vuelto invisible.
Automáticamente recordamos al personaje de "El Panameño", que salía en un programa humorísico nacional. El personaje, que es identificado como "el panameño", interpreta un sinnúmero de realidades domésticas que dejan en el ambiente, de acuerdo al tema, sentimientos que provocan risa, enojo o tristeza, pero en la mayoría de las veces provocan carcajadas incontrolables.
El panameño se las ingenia siempre. Para cambiar un cheque en un banco, piden favores a compañeras embarazadas para que les ayuden. Lo mismo ocurre en los cines. Lo mismo ocurre en los supermercados. Aquí ellos se las pasan dizque leyendo revistas cerca de las cajas y otros le meten conversación al de adelante, para después decir que estaban en la fila.
El peor de los casos es al momento de comer. Esto ocurre mucho en los restaurantes de comida rápida. La estrategia es enviar a un emisario (a) para que éste les pida la comida. Mientras el segundo en la fila espera, el primero ya ha pedido 7 comidas para sus amigos, provocando que la fila se extienda y que el último, que esperó 30 minutos, se quede sin comida cuando le llegue el turno.
El llamado de atención es para los que no aplican el "costumer service" o servicio al cliente en los restaurantes, pues causa enojo esperar con hambre en la fila para que alguien se haga el vivo. El jalón de oreja va también para aquellos ciudadanos que se prestan para esta burla. Evitemos incurrir en este tipo de acciones. Seamos panameños decentes no panameños juega vivo.
