Hoy, si no ocurre algún cambio de posturas entre el Gobierno y los sectores obreros, se efectuará un paro general en Panamá, el cual tendrá severas consecuencias para el desarrollo económico del país y que de seguro enturbiará las aguas de la política criolla, a pocos meses de las elecciones presidenciales del 2004.
En medio de este alboroto, todo por la destitución del profesor Juan Jované de la dirección de la Caja de Seguro Social (CSS), sale la presidenta de la República, Mireya Moscoso, diciendo que "jamás privatizará la entidad social" y que firmó un pacto con garantes del cuerpo eclesiástico para que verifiquen que la palabra prometida se cumpla a cabalidad.
Para los panameños, las palabras de Mireya no tienen fundamento. Tantos políticos y gobernantes en la historia patria han prometido el cielo para los pobres mortales istmeños que ya no creen en los mismos.
Más que promesas, los ciudadanos de esta parte del mundo quieren soluciones. Y para empezar, que sus gobernantes sean más humildes y tolerantes. De igual manera, decirle a los panameños la verdad de las cosas, de que si no se puede hacer algo, pues confirmen esto.
HUELGA NECIA
En cuanto al paro general obrero, este cae en muy mal momento. El país está hecho leña con la pobreza y la crisis económica aumenta el nivel de desempleo. Las empresas de pequeña y mediana capacidad sufren y despiden a sus empleados.
Para colmos, los asegurados de la Caja tienen problemas para ser atendidos. Si supuestamente los empleados de esa entidad social luchan por la causa popular, ¿por qué entorpecer la atención de los enfermos, de los que necesitan tratamientos y servicios en la CSS?
Consideramos que Jované tiene una postura popular y a veces es coherente en ciertos planteamientos sobre la situación socio-económica del país. Pero mezclar problemas internos de la Caja, con el tema político, sólo nos llevará al despeñadero.
El paro de los maestros hace tambalear el año escolar, que puede truncar la participación de los estudiantes en los desfiles del Centenario. La huelga de la CSS empeora la estabilidad de esta entidad y las paralizaciones obreros con cierres de calles, y luchas con los antimotines sólo hacen convertir a Panamá en otro lugar no factible para los inversionistas extranjeros.
Esperemos que tanto la Presidenta Moscoso como los sindicatos piensen bien lo que hacen y recapaciten antes de que Panamá se transforme en un infierno social que nadie luego podrá apagar. |