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Raúl, Ronaldo, Iker Casillas y Cambiasso no jugarán hoy contra River Plate para descancar luego de molestias físicas y cansancio.  |
El Real Madrid y el River Plate argentino son parientes futbolísticos por obra y gracia de Alfredo Di Stéfano, un jugador que enriqueció la historia de ambos equipos y los unió a través de la admiración de sus aficionados.
Los parentescos deportivos surgen de historias comunes en cuanto a los orígenes de los clubes, pero muchas veces los vínculos de estas características se producen por haber compartido en sus trayectorias a un jugador distinto, irrepetible, como en este caso ha sido "La Saeta Rubia".
Consolidada esa relación por la maestría del jugador que revalidó en Madrid y el mundo la sabiduría futbolera ensayada en las calles, plazas y baldíos de Buenos Aires, con balones hechos con trapos o de cuero duro como una piedra, y plasmada en el River Plate de las grandes estrellas en los años cuarenta, la historia continuó con siete sucesores argentinos y uno español que militaron en ambos equipos.
Tras el fichaje de Di Stéfano en 1953, pasaron 18 años hasta que el Real Madrid contrató a otro jugador riverplatense: el extremo izquierda Eduardo Anzarda, que llegó al club que presidía Santiago Bernabéu tras jugar sólo diez partidos en el equipo de su país.
Le sucedió un defensa, Enrique Wolff, que se incorporó al Real Madrid en 1977 tras jugar en Racing de Avellaneda, River, y la Unión Deportiva Las Palmas. Jugó dos temporadas y ganó con el equipo dos títulos de campeón de Liga.
El XXV Trofeo Santiago Bernabeu, hoy contra el River Plate, servirá de homenaje a la leyenda del club, Alfredo Di Stefano, como festejo del 50 aniversario de su presentación como jugador del equipo español. |
