CRITICA EN LINEA 

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

nacional

política

opinión

economía

el pueblo habla

comunidad

provincias

deportes

el mundo

viva

eva

agenda

sociales

sucesos

 


FAMILIA
  OPINIÓN


De hombre común a héroe

Por: Hermano Pablo | Reverendo

Fue un accidente común, aunque terrible. Un auto, conducido por un borracho en una autopista, chocó con el auto de la familia Garavito, de Londres, Inglaterra. El auto de los Garavito estalló en llamas con seis ocupantes dentro.

Richard Olson, que vio el accidente, detuvo su auto y desesperadamente logró sacar a Daniel Garavito, de doce años, del coche incendiado. Pero no pudo sacar a los demás. "Salvé a uno, pero perdí a cinco", dijo Richard amargamente. Tres días después, Richard sucumbió a un ataque al corazón.

Este fue un caso de verdadero heroísmo, uno de esos casos cuando un ser humano arriesga su vida para salvar la vida de otros. Richard Olson fue aclamado y premiado como héroe. Pero la pena de haber perdido a cinco fue más grande que la alegría de haber salvado a uno. Y su corazón de héroe se quebró, a los treinta y tres años de edad.

Tres preguntas surgen. La primera: ¿Cuánto cuidado ponemos en salvar nuestra vida, y cuánto en salvar la vida de los demás? Richard Olson, haciendo caso omiso del peligro que enfrentaba, pensó en los ocupantes del auto incendiado y no en el posible estallido del tanque de gasolina. Pensó en los demás, no en sí mismo. Es eso lo que hace de un hombre común, un héroe.

La segunda pregunta: ¿Qué reacción debemos tener ante un hecho irreparable? El suceso fue terrible. Cinco inocentes murieron dentro de un auto hecho infierno por causa de un culpable que conducía borracho. Uno fue salvado, los demás perecieron. El hecho era irreparable. Estaba fuera de toda fuerza humana. ¿Qué hacer entonces? ¿Desesperarnos hasta llegar al punto de morir, o aceptar lo irreparable con estoicismo?

Y la tercera pregunta: ¿Qué lugar debemos darle a Dios cuando una tragedia nos golpea? Si excluimos a Dios del cuadro, si no le damos importancia, si nos desentendemos de Él o, peor aún, si le echamos a Él la culpa de todo, nos perderemos en un mar de ofuscación mental y espiritual. Pero si, en medio de la tragedia, sea cual sea, acudimos a Él, Dios responderá. "Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás" (Salmos 50:15), dice el Señor.

Cristo, el Dios viviente, quiere ser nuestro Consolador y nuestro Salvador. A Él debemos acudir cuando los vientos del infortunio golpean nuestra vida. Cristo nunca deja de responder. Él quiere ser nuestro amigo.



OTROS TITULARES

Noriega en Bocas del Toro

Sin embargo, califico despectivamente a los pobres

Verdad

"Unos son y otros se hacen . . . "

De hombre común a héroe

Golpe al bolsillo

 


 

  

 

linea
linea gris
 

   Copyright © 1995-2005, Crítica en Línea-EPASA 
Todos los Derechos Reservados