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La fiesta de 100 años de María de Las Mercedes fue todo un acontecimiento en Barrio Vega, toda su familia que viajó desde Guararé, más los vecinos del lugar, festejaron su llegada al Centenario con fuegos artificiales.  |
Tiene 100 años de edad y fue una de las primeras en vivir en las cercanías del "panteón" como se le llamaba entonces al cementerio municipal, ubicado en el sector de Barrio Vega, en el distrito de La Chorrera.
María de Las Mercedes Bravo, oriunda del pueblo de La Enea en Guararé, en donde vio la luz por primera vez el 28 de agosto de 1903, en plenos inicios de la República de Panamá.
Siendo la mayor de cinco hermanos ha sobrevivido a la muerte de éstos, los cuales recuerda con cariño al igual que a sus padres, cuyos nombres a pesar de los 100 años de vida, recuerda claramente, Timoteo Bravo y Dorita de Díaz.
María de Las Mercedes, afirma con alegría y tristeza que de su unión matrimonial con José de Los Santos Espino, nacieron nueve hijos de los cuales cuatro aún vive. Uno de ellos en Panamá. Otro en Guararé y dos más la acompañan en el distrito de La Chorrera.
Como buena madre recuerda sus nombres, Diva Espino de 77 años, Timoteo de 74, Dilsa de 71 y Francisco de 58 años; todos ello le han dado en total once (11) nietos e igual número de bisnietos y dos tataranietos.
Junto al recuerdo de sus abuelos están sus años de niña en el pueblo de la Enea en donde asistía a la escuela del lugar, llegando solo hasta el segundo año de enseñanza.
Con la mente bastante lucida y sentada en una mecedora, María de Las Mercedes, afirma haber viajado en barco desde su pueblo a Panamá al igual que recuerda haber conocido al ex presidente Belisario Porras.
La fecha de su mudanza a La Chorrera la recuerda claramente, era el año de 1945. No obstante hoy recuerda las palabras de una hermana de su padre, la cual le advertía que temiera a los vivos más que a los muertos.
Alegremente recuerda que siendo joven asistía como el resto de las muchachas a los bailes que con motivo de las fiestas patronales y otras actividades se realizaban en Guararé, siendo el músico de moda "Colaco" Cortez, quien tocaba el violín en los bailes y luego introdujo el acordeón. Con la mirada en la lejanía narra que en casa de sus padres había una carreta para el trabajo y pasea al igual que un trapiche para sacar miel de caña y hacer raspadura.
Todas las mañanas se consumía leche recién ordeñada además del queso hecho en casa. Aun hoy dice mantener la costumbre de tomar leche.
Para los años de su infancia, indica María la casa se iluminaba con guarichas que kerosene y linternas de mano.
En medio de la oscuridad se escuchaban los relatos de sus mayores sobre apariciones, duendes, brujas y otras. Uno de esos cuentos es la "La Pavita", un supuesto pavo del cual sólo se escuchaba el "Chiflar" más no se lograba ver a nadie; lo cual atemorizaba a la gente del lugar. |