Muy disminuido por su enfermedad de Parkinson, el Papa Juan Pablo II terminó una agotadora visita de cuatro días en Eslovaquia, beatificando a dos víctimas eslovacas del comunismo durante una gran misa solemne en Bratislava.
Bajo un magnífico cielo azul, la ceremonia de cerca de tres horas de duración fue seguida por unos 200.000 creyentes, segun la policía.
Numerosos cristianos pasaron la noche en tiendas o simplemente en sacos de dormir, para esperar al sumo pontífice, al que muchos temían verle por última vez.
Según algunos prelados del Vaticano, este 102 viaje fuera de Italia supone una prueba para saber si el Papa podrá seguir desplazándose al extrajero. A sus 83 años, Juan Pablo II celebrará el mes que viene el 25 aniversario de su pontificado.
"Conociendo al Papa, es difícil decir si este es su último viaje", comentó el domingo el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, señalando que el Papa ya ha recibido cuatro invitaciones, incluida una de Francia, para el año 2004.
Sin embargo, este viaje confirmó la opinión de aquellos que piensan que Juan Pablo II tendría que permanecer en Roma. "Un hombre de su edad y en sus condiciones no debería viajar", comentó un médico neurólogo próximo al Vaticano viendo las imágenes de Eslovaquia. |