La 'columna vertebral' de cualquiera empresa descansa sobre la eficacia con que se administra la misma, o, dicho de otra manera, "...Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil...".
La Lotería Nacional de Beneficencia (LNB) actualmente está transitando por senderos administrativos muy escabrosos y peligrosos que hacen suponer su desaparición... solo es cuestión de tiempo.
El "billetero" de antes era gente del pueblo que se sentía feliz aun si no habrían podido vender todos sus productos porque vendía, sin condiciones, lo que le pedían. Hoy, sin embargo, el "billetero" es toda una institución que se desenvuelve administrativamente paralela a la propia LNB, y a ellos, los "billeteros", 'les vale que usted compre o no, porque un gran número -un significativo número- de ellos que venden "casado", con rifa o con "one-two", son los mismos que forman parte de la cadena de las "casas grande".
Hoy, también, esos "billeteros" desafían a la Dirección General de la LNB, donde su director parece no existir por no saber administrar dicha institución, ya que en vez de poner en cintura a esas turbamultas, se sale con soluciones baladíes o sosas, como aquello de que se va a adoptar la venta de chances y billetes a través de un sistema electrónico, lo que a juicio de este columnista, equivale a que diga, "...¡caramba...no sé qué hacer para callar al pueblo...!" Pero mientras todo esto está ocurriendo, ¿dónde está el sindicato? ¡Escondido arriba en la azotea o debajo en el sótano!
¡Por Dios, Licdo. Ramos!, o usted doma de una vez por todas a ese potro llamado "billeteros", o se baja para que suba otro más valiente que usted que sí se atreva a traer por la grupera a todos esos "billeteros" rebeldes, aprovechadores y malcriados. ¡DEJE LA TIMIDEZ Y ACTÚE! ¡AuRevoir!