Da pánico lo que está ocurriendo en nuestras escuelas. La internet, que debe ser un valioso aliado, está causando un terrible daño.
En la maratónica carrera por recoger notas, los docentes emprenden acciones que ponen en peligro el cumplimiento de sus objetivos.
Hay que reflexionar sobre las bondades de la internet y los libros para realizar las tareas escolares. Sobre todo en colegios particulares, la mayoría de los estudiantes tiene sus libros de texto y dispone de la red, por lo que no hay casi necesidad de acudir a una biblioteca para hacer sus investigaciones.
Pero pocos docentes parecen percatarse de esta dañina práctica. Como siempre hay excepciones, sé de una profesora de Español que le solicita la tarea por escrito a sus alumnos.
Es claro su compromiso con la excelencia. Resulta más complicado leer manuscritos que un texto levantado en computadora, pero ella tiene la misión de que al momento de escribir, sus alumnos ejerciten los sentidos y logren múltiples propósitos: mejorar la caligrafía, reflexionar sobre la correcta escritura de las palabras y ejercitar el hábito de la lectura.
¡ELLA ESTA CLARITA!
Pero hay otros educadores que con sólo "ver" un trabajo bien presentado e ilustrado, marcan entusiastas un 5 redondo. Bello, fácil... vacío, pues ¿qué aporte y esfuerzo hizo el estudiante?
Se obtuvo una nota, pero no hubo aprendizaje. A los que lo dudan, elijan trabajos al azar y háganle preguntas a los "autores" de esas bellas piezas.
No nos sigamos engañando, pues a estas alturas debemos saber todo lo que podemos encontrar en: google.com, yahoo.es y más clarito, wikipedia, sólo por mencionar los sitios más populares. Incluso todos los errores, imprecisiones y barbaridades que hay en la red, son absorbidos por los estudiantes, quienes se han convertido en expertos copiadores y pegadores de texto.