La canciller alemana, Angela Merkel, partió en un viaje oficial de una semana a China y Japón, con la misión de defender los intereses comerciales germanos, a la vez que deberá abordar el presunto espionaje del que habría sido objeto su Gobierno por parte de Pekín.
Se trata del viaje oficial más largo de Merkel desde que asumió su mandato.
La canciller viaja acompañada de una amplia delegación, con la que no sólo se promete "intensificar relaciones comerciales", sino también mantener un "diálogo abierto" sobre cuestiones "controvertidas", apuntó Merkel.
A su juicio, las relaciones comerciales con los gigantes asiáticos son lo suficientemente sólidas como para abordar temas como la falta de libertad de prensa, entre otros temas.