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César con su madre. |
Una parálisis de su lado derecho le impedía al pequeñito César levantar el brazo y el pie, minutos después de nacer. El partido apenas empezaba y la lucha sería titánica.
Unos 15 años después, con el esfuerzo, el empeño y el ímpetu de mamá y papá, levantó sus manos y pies para lanzar, correr y batear, además de levantar el trofeo de campeón mundial. Hoy son campeones del béisbol y campeones de la vida.
PRIMER EPISODIO...
La familia Centeno recibió una dura noticia hace 14 años cuando el pequeño César llegó al mundo con parte del cuerpo paralizado. Pero esa combinación de papá, mamá, hijo y parientes, fue tan perfecta que César Centeno superó este impedimento físico y hoy día es campeón mundial de béisbol.
El joven, quien en octubre próximo cumplirá 15 años, es uno de los integrantes del equipo pre intermedio de Panamá, que representando a Latinoamérica, ganó el título mundial de las Pequeñas Ligas, el pasado sábado, en Taylor, Michigan (EU).
¡LANZA LA MAMA!
Virginia Centeno es una lanzadora que merece el premio al "Cy Young". Es ganadora por excelencia de una corona de jonrones y una jugadora más valiosa por su fuerza y tenacidad.
"Yo exhorto a todas las madres que cuando el hijo tiene cualquier impedimento, luchen como nosotros lo hemos hecho. Hagan su mejor esfuerzo, no se dejen caer por nada que le digan. Al final del túnel hay una luz que nos espera", manifestó muy orgullosa Virginia, la mamá de César.
La madre del pelotero informó que su campeón mundial nació con todo el lado derecho de su cuerpo paralizado. "Tenía el brazo y la pierna muertos, no podía levantarlos", recuerda Virginia.
Al momento de dar a luz la clavícula del niño se le partió, lo que agravó la situación, además la cadera se le safó.
Pero esa recta de humo que le lanzaba la vida a Virginia y a su esposo César, no los iba a derrotar. Se prepararon y llegó el día de batear el cuadrangular del triunfo.
"En ese momento me recomendaron ir al seguro (CSS), pero oí hablar del CRI (Centro de Rehabilitación Infantil) y conseguí el cupo".
Corrió como nunca en las bases de la vida, se deslizó a tiempo, corría y corría sin parar en las almohadillas de la esperanza.
"Desde recién nacido fue a ese lugar. En los primeros años íbamos todos los días, después poco a poco fuimos tres, luego dos, un día y después una vez al mes. Hasta que los 7 años le dieron de alta. Sólo iba una vez al año para una evaluación" sostuvo la campeona de esperanzas.
César Centeno logró caminar casi al año y los primeros movimientos en la parte afectada los hizo entre los siete y ocho meses.
El amor de madre no tiene límites y Virginia dejó su trabajo para dedicarse a tiempo completo al pequeño César, "Dejé de trabajar y mi esposo se hizo cargo de todo. Después de 23 años de laborar en un banco lo cesaron y tras un duro año volvió a conseguir empleo", explicó.
UN BUEN ESTUDIANTE
César Centeno también es un buen estudiante y de los mejores, otro aspecto que también tiene a su madre muy orgullosa. "Mire que él llegó (del mundial) y los profesores le dijeron que no tiene que hacer exámenes. Está becado por concurso; por notas y méritos de él, y no por el béisbol. Se le vence el próximo año y estamos tratando de ver si se la renuevan.
EL PELOTERO
César Centeno, quien fue el jardinero central del equipo campeón, puesto que ha tenido en la novena de Curundú desde hace años, dice que recuerda poco de la terapia en el CRI.
"Bueno muy poco, sólo algo de la piscina", dijo el joven Centeno quien está muy contento por todo el respaldo que le han dado sus padres en estos años.
"El mensaje que le doy a los muchachos es que se sientan orgullosos de sus padres. Porque ellos dan la vida por uno. Que se alejen de las drogas y se alejen de los vicios. Que estudien sobre todo", afirmó Centeno.
PRUEBAS DE FUEGO...
Pero, ese camino al éxito tuvo sus momentos de prueba. Ya siendo titular del equipo no pudo actuar en el Campeonato Latinoamericano en Nicaragua en el 2002 porque se fracturó el brazo derecho.
Al año siguiente, tras dos juegos en el certamen de Puerto Rico, se fracturó el pie derecho. Los mismos miembros que no podía mover en sus primeros meses de vida.
Pero nada ha impedido que César corra y sea el más rápido del equipo campeón del mundo. Así como corre en las bases o captura un batazo, César tiene la mente puesta en un mejor futuro. Será el béisbol o será por la vía del estudio. Dios le ha dado a César la oportunidad de ser el jardinero central de la esperanza, de ser el Jugador Más Valioso de la lucha por la vida y de ser el embajador de los sueños de aquellos con impedimentos físicos.
¡El juego no ha acabo, pero seguro ya ganaron!
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