Las personas de la Tercera Edad deben comer de todo, excepto aquello que tengan específicamente prohibido por causa de sus enfermedades.
La dieta debe fraccionarse en 4 ó 5 comidas al día.
Las proteínas deben ser de origen diverso. Las proteínas de origen vegetal se complementarán utilizando mezclas de verduras y cereales (arroz con verduras) o legumbres y verduras o cereales (lentejas con arroz, garbanzos con trigo). Las proteínas de origen animal deben proceder de leche descremada, pollo sin piel, pescados blancos y 2-3 huevos a la semana.