Cuando Roma estaba en guerra con Cartago, ambas naciones se comunicaban a través de mensajeros que, como se sabía, algunas veces terminaban ejecutados por decir "malas nuevas" al rey enemigo.
Amílcar Barca, rey de Cartago, recibió a un mensajero que le informaba sobre el desafío de los romanos. El joven que envío la noticia se dispuso para ser ejecutado tras informar la rey, pero éste dijo: "Véte, pero luego de mataré cuando ganemos la guerra".
En el mundo de hoy, los comunicadores sociales, sobre todo los reporteros, periodistas de calle y corresponsales, están en el "campo de batalla" en la búsqueda de información. En especial, encontrar la verdad que incluso la Justicia Ciega no quiere ver. Ellos son los "mensajeros" que algunos poderosos quiere callar.
Hace poco, el presidente de la República, Martín Torrijos, anunció que se habían terminado las medidas en contra de los comunicadores sociales, mejor conocidas como "Leyes Mordaza", durante una cumbre de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Torrijos también anunció al llegar al poder hace un año que "acabaría con la corrupción y depuraría el Órgano Judicial". Todavía estamos esperando que se cumpla esta promesa solemne del mandatario.
Hoy, los panameños nos encontramos con la mala nueva de que dos periodistas y un reconocido medio impreso de la localidad están bajo la Espada de Damocles de un magistrado que quiere venganza, al ser descubiertas ciertas irregularidades en su gestión como funcionario público, en el pasado Gobierno de Mireya Moscoso.
Jean Marcel Chery y Gustavo Aparicio hicieron su trabajo de forma transparente, para divulgar estas irregularidades del otrora Ministro y ahora están amenazados con ir a la cárcel. La Editora Panamá América (EPASA), también fue demandada por 2 millones de dólares, por publicar la noticia.
El pasado viernes, me sorprendió ver a todo el gremio de comunicadores sociales unido y en un solo coro pidió justicia para los periodistas afectados, así como la destitución de Winston Spadafora como magistrado de la Corte Suprema de Justicia.
Ese movimiento olvidó las diferencias y se unió para defender el derecho a la libertad de prensa en un país democrático.
EPASA tampoco quedó sola. Human Rights Watch (HRW) y la SIP se pronunciaron preocupadas por la presión contra la prensa escrita, tildando la acción contra esta empresa como un retroceso, una "noticia inquietante" que afecta los avances en la defensa de los derechos humanos.
Ojalá que Torrijos, que pronto recibirá el informe de la Comisión de Transparencia sobre la Justicia, tome cartas en el asunto.
Sin duda alguna, muchos panameños quieren la renovación de la Corte Suprema. Esta es la hora para hacerlo, Señor Presidente, antes que sea demasiado tarde.