El color del Gobierno que Australia tendrá durante los próximos tres años, quedó en el limbo después de que ninguno de los dos principales partidos políticos obtuviera la mayoría absoluta en las elecciones generales.
La oposición conservadora, liderada por Tony Abbot, echó por tierra los pronósticos que adelantaban una ajustada victoria del Partido Laborista, de la primera ministra, Julia Gillard.
Según el recuento provisional con el 76, 7% de las papeletas escrutadas, los conservadores habían obtenido 72 escaños, por 70 de los laboristas.