Luego de haber negado haber tenido relaciones sexuales con la pasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky, el Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, admitió un 17 de agosto de 1998 en un testimonio grabado haber tenido una "relación física impropia" con Lewinsky. Ese mismo día, en un mensaje a la nación, Clinton admitió a los estadounidenses haberles mentido sobre su relación con la joven. El escándalo Lewinsky le mereció un juicio político impulsado por los republicanos en el Congreso, en el que al final se le absolvió de los cargos de obstrucción de la justicia y perjurio.