"Tuve un arranque muy bueno", dijo Bolt. "Estaba delante en los 20 primeros metros y eso fue todo".
Bolt no cambió ni un ápice su ritual mediático en el día elegido para romper una vez más la barrera de la superación humana y convertirse en leyenda viva de la velocidad.
Poco antes de la final, salió a calentar y, como siempre, bromeó con la cámara de televisión que presenta a los atletas ante las televisiones de medio mundo.
El espectáculo fue el mismo al que acostumbró en Beijing, sonriendo mientras se miraba en las grandes pantallas del estadio.