Arqueólogos dijeron haber encontrado en un kibbutz (comunidad agrícola hebrea) una cueva donde creen que San Juan Bautista ungió a muchos de sus discípulos: una gran cisterna con 28 escalones que conduce a un pozo de agua subterránea.
Varios arqueólogos presentaron grabados en una pared que, dijeron, narra la historia del predicador del Nuevo Testamento, así como una piedra que creen fue usada para la ceremonia del lavado de pies.
Juan Bautista, que era apenas una figura de los Evangelios, cobra vida nuevamente, dijo el arqueólogo británico Shimon Gibson.
Sin embargo, otros dijeron que no existe prueba de que San Juan Bautista puso alguna vez pie en la cueva, situada a unos cinco kilómetros de Ein Kerem, sitio de origen del predicador.