Combates esporádicos pero muy violentos enfrentaron al ejército estadounidense, que apoya a las fuerzas iraquíes, y a los milicianos chiítas del jefe radical Moqtada al Sadr, atrincherados en un reducto en Nayaf (centro).
Se oían disparos de cañón de tanque y de armas automáticas en el centro histórico, de donde salían columnas de humo. Las fuerzas estadounidenses enviaron fuerzas para lanzar un asalto inminente contra los milicianos.
Tras un largo periodo de calma, se reanudaron los combates con armas automáticas y morteros al anochecer. Además, varios obuses cayeron cerca del cuartel general de la policía en Nayaf, según los periodistas.