Es como un cáncer que carcome a las principales sociedades mundiales, y América Central y Panamá no escapan a la cruda realidad.
Se trata de la criminalidad, que en algunos países parece estar poniendo en jaque a las autoridades, lo que ha motivado que sectores sociales como la empresa privada se hayan sumado a la titánica tarea por erradicar el mal.
Por ello, se realizó recientemente en Panamá, la VI Conferencia sobre responsabilidad social (RSE): "Convertirse, " cuyo objetivo era analizar la relación entre empresa privada, seguridad y sostenibilidad.
Una tarea difícil, pero no imposible
Medellín: la segunda ciudad en importancia en Colombia, en la década de los "80" y "90", fue cuna de uno los cárteles de la droga más peligrosos y violentos del mundo.
La misma ciudad colombiana hoy en día (2010) es una de las urbes modelos de América Latina: ¿cómo se logró el milagro?
Jorge Melguizo, Secretario de Desarrollo Social de la Alcaldía de Medellín, dio a conocer la fórmula.
Lo primero, destaca Melguizo, fue que la propia sociedad civil reaccionara y se identificara con el modelo de ciudad que querían ser como: Curitiba y Porto Alegre en Brasil, Barcelona en España y Rosario en Argentina. Luego fue la propia sociedad civil la que fundó su movimiento y a través del voto popular se tomó el Gobierno municipal.
Una vez como autoridades municipales, tomaron una decisión histórica: implementar más del 80% del presupuesto en inversión social, un aumento sustancial en educación, deporte, recreación y cultura, para hacer que éstas llegaran hasta el último rincón de la metrópoli.
Después, hicieron llegar la presencia del Estado a aquellos sitios donde por su naturaleza violenta, nadie se atrevía a entrar. Allí llevaron una propuesta diferente a la comunidad que era hacerla partícipe de su destino, lo que hizo que poco a poco la gente cambiara y la otrora galopante criminalidad en Medellín fuera cediendo, pasando de ser la ciudad más violenta del mundo, a urbe modelo.
El experto agregó que este modelo puede funcionar muy bien en Panamá, donde la criminalidad aún no ha tomado los ribetes de otras naciones.