|
El jinete argentino Eduardo Discoli partió ayer de Panamá para continuar con su aventura de recorrer el continente americano a caballo, tratando de emular así al primero que logró esta hazaña hace 75 años.
Montado en uno de sus caballos y luego de estar en la capital panameña durante dos semanas, Discoli fue despedido por sus amigos en el Puente de las Américas, el único que pasa por el Canal interoceánico y enlaza la carretera Panamericana.
Entre 10 y 15 días más de cabalgata le esperan a Discoli para cubrir los 500 kilómetros que le llevarán hasta la provincia panameña de Chiriquí, limítrofe con Costa Rica, para seguir hacia el resto de Centroamérica.
Discoli dijo a ACAN-EFE que con Panamá, a donde llegó el 21 de julio procedente de Colombia, son seis los países y más de 10.000 kilómetros los que lleva cabalgados desde que salió de una zona rural de Palermo, Argentina, el 26 de agosto de 2001.
El jinete argentino ha recorrido ya su país, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Panamá, y prevé terminar su viaje en un lugar de Canadá aún por definir.
"El Chalchalero" y "Niño Bien" son los dos caballos criollos argentinos que le acompañan en su aventura, junto a otros dos que le regalaron en Perú y Colombia.
A "El Chaja", también argentino, tuvo que dejarlo en Colombia porque sufrió una infosura, enfermedad que afecta a los caballos.
Normalmente Discoli cabalga 40 kilómetros por día, pero cuando hace más de esta cantidad reparte la jornada entre dos caballos, y hace paradas de cuatro o cinco días cada 300 kilómetros.
En su travesía ha estado a punto de caerse y ha sufrido ataques de perros rabiosos e intentos de robo, entre otros percances, pero aclaró que "todo ha sido bárbaro" (bueno) y, católico como es, "a cada entrada y salida de los pueblos le rezo a San Jorge, patrono de las caballerías".
Abogado que no ejerció su profesión para dedicarse a productor agropecuario, Discoli dijo que montar a caballo por las Américas fue un sueño que siempre tuvo de joven pero que su padre y las obligaciones familiares y laborales le impidieron realizarlo.
Separado de su esposa, Discoli dijo que cuando se vio libre de todas las obligaciones "el sueño truncado por mi padre se hizo realidad". |
