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La media docena de generales, que según la imagen asentada en la mente de los argelinos, constituirían el "poder en la sombra", vuelven a salir a primer plano al arreciar las críticas formuladas por presuntos oficiales de los servicios secretos de Argelia que viven expatriados.
La prensa argelina describió ayer las críticas de los disidentes como una operación de intoxicación destinada a empañar la imagen de un país que se esfuerza por salir de la crisis provocada por el integrismo, para recuperar el crédito internacional del que disponía en años pasados.
La circunstancia se presta a diversas interpretaciones, desde quienes piensan que estas revelaciones no son fortuitas, por formar parte de la pugna que entre bastidores mantendrían por el poder políticos y militares, hasta los que creen a pies juntillas que en Argelia "las cosas están cambiando".
El último de estos ataques tuvo como escenario el plató de la popular cadena de televisión árabe "El Djazira", instalada en el emirato de Qatar, donde apareció hace dos días el ex coronel, Mohamed Samraui, quien se presentó como un ex responsable de los servicios de inteligencia militar, a los que perteneció entre 1978 a 1996.
Para este antiguo oficial de los servicios secretos, el poder en Argelia no lo tiene el presidente del país, Abdelaziz Buteflika, sino que está en las manos de seis generales, cuatro en activo y dos retirados, a los que calificó de "promoción Lacoste".
Lacoste fue un antiguo gobernador general francés de Argelia, en los tiempos de la colonización, que en la década de los cincuenta se caracterizó por llevar adelante la guerra contra los nacionalistas argelinos bajo la púdica definición de "restablecimiento del orden".
El ex coronel, nativo de la localidad de Annaba y conocido por su nombre de guerra de "Habib", repitió ante las cámaras los nombres que antes que él ya habían mencionado otros ex militares exiliados, entre ellos el teniente Habib Suadia autor del libro "La guerra sucia", el cual ha causado sensación dentro y fuera de Argelia. |
