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El Salvaje llega a Panamá

Redacción | Agencias de Noticias

Los estadounidenses William Adolfo Cortez Reese y Jena Seane Cortez, investigados por supuestamente estar vinculados a homicidios ocurridos en Bocas del Toro, llegarán hoy a Panamá desde Nicaragua, donde están detenidos.

El subdirector de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) de la Policía Nacional de Panamá (PN), Omar Pinzón, explicó que la Policía Internacional (Interpol) ayudó a que se haga efectivo el traslado de los norteamericanos, también facilitado por los convenios de apoyo policial entre Nicaragua y Panamá.

Cortez, oriundo del estado de Texas, es buscado por Panamá luego de que los cuerpos de dos personas aparecieron enterrados en una de sus propiedades en Bocas del Toro.

Durante la presentación a la prensa en Nicaragua, el norteamericano, quien no portaba documentos, pidió papel y lápiz para escribir, según él, sus verdaderos nombres: William Dathar Holbert, de 31 años, y Laura Michelle Reese, de 27. Ambos son fugitivos de la justicia norteamericana y aparecen en la página de los más buscados de ese país por fraude inmobiliario.

Sin embargo, la Fiscalía Auxiliar de Nicaragua remitió a organismos de investigación como Scotland Yard y el FBI, así como a agencias de Holanda, de Dinamarca y de Bélgica, las huellas dactilares de Cortez, para establecer su verdadera identidad, y determinar si es buscado por algún crimen en esos países.

Nuevos casosTras el hallazgo en Bocas del Toro, y con el avance de las investigaciones empiezan a surgir nuevos casos que vinculan a "Wild Bill" con la desaparición de más personas, quizás de otros países de la región.

Autoridades de Panamá revelaron que el presunto asesino contaba con un importante patrimonio: cuatro casas en Bocas del Toro y tres en las tierras altas chiricanas. Se calcula que todo esto podría tener un valor de unos 2 millones de dólares.

El modo de operar la pareja se hacía pasar como inversionistas extranjeros interesados en adquirir hoteles y propiedades con presuntos fines turísticos, atraían a interesados y luego los asesinaban y enterraban para quedarse con los bienes y usufructuarlos.




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