Einar Montezuma Palacios, es un adolescente de 12 años de edad, que permanece inmóvil en una cama, él tiene parálisis cerebral.
Sobrevive por una dieta que está compuesta por puré, fórmulas lácteas y jugos de fruta que muchas veces su abuela no puede conseguir.
Einar es alimentado a través de una sonda que está conectada al estómago y no se le puede alimentar por la boca por el riesgo de una bronco aspiración.
Elena Palacios, de 65 años, es la abuela, ella lo ha cuidado toda la vida, junto a su marido, que murió hace un año. Ellos residían en Divalá cuando su pareja trabajaba en la actividad bananera de las fincas independientes.
Al cerrar operación las fincas productoras de banano, esta familia se fue para la comunidad de Punta Peña en Almirante, pero las fuertes lluvias de noviembre de 2008, que dejaron incomunicada a la provincia de Bocas del Toro y las crecidas del río Guarumo le llevaron la vivienda, al igual que todo lo que tenían adentro. Ante ese panorama deciden regresar, nuevamente, a Divalá y ahora viven 25 personas dentro de una misma casa, lo que no permite al menor de edad gozar de comodidad, a pesar de que duerme en un colchón que le regalaron.
La abuela cuida, además, a tres hermanos de Einar, porque la madre los abandonó desde el día en que supo que el niño estaba en el hospital José Domingo de Obaldía con parálisis cerebral; también cuida de otros tres nietos, hijos de una hija fallecida.
Esta señora, de la tercera edad, sólo recibe una pensión de sobreviviente que no alcanza para hacerle frente a este compromiso, pero lo hace con mucho amor.
Einar, quien lleva 12 años en una cama, no presenta ningún tipo de úlceras en su cuerpo ni problemas en su piel, porque en medio de la pobreza que vive su familia, su abuela está al cuidado de mantener su salud en óptimas condiciones.
La carencia de una vivienda digna y propia, la falta de una cama que le permita gozar de una mejor calidad de vida y una alimentación adecuada y especial, son las cosas que amerita con urgencia esta familia indígena.
Uno de sus hijos le regaló un pedazo de terreno para construir la casa donde viven actualmente.
Juan Molina, médico de la Policlínica de Divalá, a través del programa SADI de la Caja de Seguro Social, indicó que esta es una familia que no cuenta con los insumos básicos para cubrir sus necesidades y que este menor necesita tener una recámara bien ventilada y una alimentación especial.
Los riesgos que puede presentar este tipo de pacientes son: neumonía y males gastrointestinales ambos pueden agravar su estado de salud.
ALIMENTACION
Cuando vivían en Punta Peña, la abuela tenía tres jaulas de gallinas para que su nieto pudiera tener asegurada su alimentación , pero el río se llevó todo en Bocas del Toro y ahora no tienen nada.