"La Reforma Tributaria Justa", como la catalogó el gobierno, nos parece formidable si lo que pretende es sacar a la población del "consumo enfermizo" en que se encuentra sumida. Pero contrario a lo que señalan los técnicos del gobierno, se ha demostrado que el que más consume, no es precisamente el que más gana, sino que lo hace el que tiene un poder adquisitivo menor (salario mínimo o paupérrimo), que vive endeudado porque este sistema económico, se sustenta, sobre todo, del crédito.
Es evidente que el poder de la publicidad y la propaganda secuestra las mentes de las personas, haciéndolas consumir productos o artículos que no necesitan, y si quiere comprobar lo planteado, simplemente observe que hasta los vendedores ambulantes de los semáforos tienen zapatillas, pantalones y gorras de marcas costosas y hasta BlackBerrys. Estas son las grandes contradicciones de este sistema. Aclaramos, no es que los pobres no tengan derecho a adquirir ciertos artículos, sino que el Estado debe educar a la población para que consuma lo que realmente necesita, empezando por alimentarse correctamente. Esto lo indicamos porque, recientemente, un estudio determinó que los panameños(as), gastan más hablando por celular que en comida, lo que resulta escandaloso para un país que tiene más del 40% de su población sumergida en la pobreza.
Si no es ese el objetivo de las recién aprobadas reformas tributarias, combatir el consumo enfermizo, las consecuencias serán indefectiblemente negativas, porque ante tanta presión publicitaria en las mentes del pueblo pobre, de que consuman, al no poder hacerlo por los altos precios (producto del efecto cascada del 7% de ITBMS), creará ansiedad y un inevitable aumento de la criminalidad, y sobre todo, más pobreza material y espiritual.