El legislador Rubén Arosemena dijo que rescindió el contrato para construir una nueva sede para la Asamblea Legislativa, porque el interés nacional y la sensatez ciudadana reclamaban la eliminación de ese contrato.
El contrato en mención había sido suscrito en 1998 a un costo de 30 millones de balboas.
Arosemena alegó además que cuando le tocó presidir la Asamblea nos impuso la transparencia administrativa, publicó las planillas, los contratos y los gastos del parlamento y "le pedí a los otros Organos del Estado que hicieran lo propio". |