Muerto aparentemente en una especie de conspiración en venganza por sus errores en la crisis cubana de 1962, John Fitsgerald Kennedy es el más emblemático de los presidentes norteamericanos.
A la vez, es la víctima más reconocida de la maldición del cacique Tecumseh.
En 1960, John F. Kennedy fue electo como el presidente 35. El 22 de noviembre de 1963, tras arribar a Dallas, Texas, Kennedy recibió varios disparos, uno de ellos en la cabeza, mientras viajaba en el auto convertible Lincoln.
Horas más tarde fue declarado muerto, convirtiéndose en el séptimo presidente en fallecer estando al mando. Por el asesinato fue detenido Lee Harvey Oswald, un ex marine.
Años después, la Comisión Warren descartó una conspiración contra Kennedy, orquestada por empresarios petroleros de Texas y la CIA.
La Comisión Warren dictaminó que Oswald fue quien mató a Kennedy, utilizando su rifle, de que actuó en solitario y sin ayuda.
Se estima en estudios recientes que Oswald no actuó sólo y hubo otros asesinos encubiertos en Dallas.
En 2003, un estudio de especialistas fotográficos de Discovery Channel y agencias privadas forenses en EU dedujeron que Oswald si pudo matar a Kennedy desde el tejado un edificio contiguo a la calle Elm en Dallas.
Pero también se supo que un tirador pudo haberse ocultado frente a una valla cubierta por pequeños arbustos en el lugar del magnicidio.