CULTURA
Los chinos reprochan a occidente ignorancia sobre su cultura
El pueblo chino, creador
de una civilización de más de cinco mil años, está
dando muestras de cansancio por lo que califica de ignorancia de Occidente
sobre su historia, cultura y costumbres.
Si la reciente visita del presidente estadounidense, Bill Clinton a China,
supuso un alivio para los defensores de los derechos humanos con la entrada
de un aire fresco y democrático en este país, dejó
también claro, como afirmó el Gobierno de Pekín, que
todavía hay un abismo entre Oriente y Occidente.
Esa incomprensión entre culturas'' ha sido recordada estos días
no sólo por los dirigentes, como el jefe de Estado, Jiang Zemin,
sino también por intelectuales y analistas chinos, que ven con decepción
cómo los occidentales viven a años luz de su civilización,
que ha hecho para la humanidad aportaciones como el papel, la brújula
o la seda.
Uno de estos, Xu Hao-yuan, cuyos escritos en la prensa local tienen una
gran repercusión nacional, afirma hoy que los occidentales tienen
una idea muy pobre de Oriente y que sus juicios sobre China están
normalmente equivocados.
En un largo análisis sobre este asunto, Xu recuerda que poco antes
de producirse la devolución de Hong Kong a China (julio de 1997),
muchos estadounidenses esperaban en un tono lacrimoso y con un miedo sin
base que la ex colonia británica iba a perder la libertad y la democracia
que consiguieron con los ingleses''.
Xu, tras señalar que en Hong Kong se respetaron las libertades
básicas contra todo pronóstico occidental, señala que
las culturas de raiz grecorromana deberían reflexionar sobre los
conceptos que tienen sobre China, país que aún está
por descubrir a pesar de que alberga, con sus 1.200 millones de habitantes,
un cuarto de la población mundial.
Explica Xu que cuando va a la Opera china con algún occidental,
los extranjeros quedan fascinados por los vestuarios, el colorido, los bailes
e incluso los combates entre monstruos, pero que al final del espectáculo
quedan desconcertados porque no entienden lo que se desarrolla en el escenario.
En una de estas obras, basada en una leyenda china, una princesa que
vivía en el mar se enamora de un pobre sabio y se casa con él,
lo que va en contra de La Ley del Cielo, según la tradición
de este país.
Inmediatamente, el Ejército del Cielo es enviado a la Tierra para
capturar a la princesa con el fin de destruir su enlace antinatural.
En respuesta, la princesa moviliza a sus legiones del Océano y,
al frente de ellos, como una diosa-guerrera, vence al enemigo y salva su
matrimonio.
*Por qué el sabio deja a la princesa que luche en su lugar y no
combate a su lado?'', le preguntó uno de los espectadores occidentales
tras concluir la función.
Xu entonces le explicó que en China las cosas siempre habían
sido así, que en su literatura corresponde a las féminas el
papel de protectoras del ser humano, y que eran las princesas, y no los
príncipes, los que en este país solían cabalgar sobre
caballos blancos.
Otra de las diferencias entre la cultura china y la occidental correspondería
al lenguaje amoroso, mucho menos explícito en el mundo asiático.
En China, hasta que se introdujo la literatura occidental en el siglo
XIX, no existían expresiones para manifestar el amor, ni tampoco
los enamorados se decían te quiero'' de una forma directa, sino que
acudían a circunloquios o a citas alegóricas.
Incluso, hoy día, según los estudiosos de la sociedad china,
las parejas raramente manifiestan sus emociones y hablan de forma indirecta
cuando se refieren al amor, esperando que su pareja capte el mensaje.

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Uno de estos, Xu Hao-yuan, cuyos escritos en la prensa local tienen una
gran repercusión nacional, afirma hoy que los occidentales tienen
una idea muy pobre de Oriente y que sus juicios sobre China están
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