Buscando algo atractivo que hacer, mientras se esperaba la llegada del agua potable a la casa, decidimos hacer "turismo interno" ese domingo. Se recorrió Parque Lefevre, Río Abajo, Juan Díaz, el comienzo de Pedregal y regresamos por el corredor. Notamos progreso, una activa economía, gran cantidad de nuevas empresas y negocios, y mucha gente circulando. ¿Se habrán bañado bien?, nos preguntábamos como un chiste.
Había celebraciones de cumpleaños y fiestas familiares en algunas esquinas y casas.
La basura, como siempre, daba mala impresión y metía miedo de una epidemia. ¿El nuevo Gobierno podrá solucionar la recolección de basura en la ciudad de Panamá?
Pensé que muchos panameños no conocen esta ciudad, que ya tiene un millón de personas en sus alrededores.
Como suele pasarme en esos sitios, lamento que en cincuenta años se hayan contaminado los ríos.
Algunos no me creen cuando les cuento que a los quince años me bañé en el río Juan Díaz. Otros amigos lo hacían en el de Río Abajo, Pueblo Nuevo, el Matasnillo y playas de Panamá Viejo.
En una vivienda vimos un pequeño "abanico" que produce energía eléctrica por el viento. Ojalá esa tecnología, junto con la de los paneles solares, tuviera apoyo del Gobierno para que sea barata y muchos panameños la utilicen.
Nuevas barriadas nos sorprendieron, especialmente en Juan Díaz.
Pero lamentamos que al lado del corredor se estén construyendo decenas de viviendas en lugares muy cercanos a los manglares, que deben estar protegidos.
No me extrañaría que algunas de ellas estén en lotes que no sean los más seguros y saludables.
¿Por qué no reforestan los manglares de Juan Díaz?
Incluso podrían convertirse en sitios de interés turístico para nacionales y extranjeros.
Creo que muchos residentes de ciertos barrios de la capital tienen años de no visitar los "suburbios", para conocer otra de las realidades socioeconómicas de la capital.
Después de todo, ellos también son panameños...
En eso de conocer al país, siempre le digo a mis alumnos de Periodismo, que "no se puede amar a Panamá si no se le conoce".
Me sorprendo al encontrar muchos jóvenes que desconocen sitios populares de este pequeño país. Lo que sí conocen bastante es Las Tablas, Chitré y Penonomé... ¡por los carnavales!
Hacer turismo interno no es costoso ni peligroso. Sólo se necesita un poco de imaginación y voluntad...