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Fuegos artificiales son desplegados en la Bahía de Boston, para celebrar el 4 de julio.  |
Estados Unidos celebra hoy su gran fiesta nacional, el 4 de julio, día de la Independencia, pero la conversación alrededor de las tradicionales barbacoas no será positiva si toca en la economía, el terrorismo o el panorama internacional.
El año pasado, la sombra que oscureció las celebraciones fueron los atentados del 11 de septiembre de 2001, todavía recientes en las retinas de todos los estadounidenses.
Este año no se verán los cazas de la Fuerza Aérea patrullando los cielos de las principales ciudades del país, ni será tan ostensible la presencia de agentes especiales en las calles, pues las medidas de seguridad serán menores.
El Departamento de Seguridad Nacional indicó que no tiene planes de aumentar la alerta sobre posibles atentados terroristas, que se encuentra actualmente en "amarillo".
Además, los erarios locales están tan vacíos que muchos estados han decidido limitar la seguridad en la festividad más significativa de este país, que celebra la Declaración de Independencia, adoptada en 1776.
Por su parte, el Gobierno intentará en los desfiles sacar el mayor jugo de su victoria militar en Irak para estimular el patriotismo de los ciudadanos en este fin de semana de orgullo nacional.
En su proclamación por el Día de la Independencia, Bush alabó a los miembros de las fuerzas armadas por "liberar los pueblos oprimidos y demostrar honor y valentía en la batalla".
"Estados Unidos es una fuerza para el bien en el mundo y el espíritu de compasión sigue siendo una fe viviente", recalcó.
Por ello, dicen los analistas, puede ser que los estadounidenses cambien de tema cuando salga el asunto de Irak y se limiten a hablar del tiempo y la comida. |
