En todas las disciplinas necesitamos un estudio a fondo para tener la certeza que lo que hacemos tiene un gran porcentaje de un trabajo a conciencia en el deporte, las artes, la cultura; no podemos ni debemos improvisar. En el teatro, por ejemplo, es preciso que haya un estudio previo del texto, personajes, el autor y su entorno; qué nos interesa decir de la historia, podemos equivocar sus personajes; así engañamos al público y hasta los actores. Si queremos hacer algo distinto tenemos que justificarlo gráficamente.
En Panamá hemos dado traste con montajes equivocados en direcciones mal intencionadas o por falta de un estudio concienzudo.
El Teatro se estudia, no se improvisa. En el medio tenemos excelentes directores; Daniel Gómez Nates, Bruce Queen, Baby Torrijos, Juan Manuel Ferrer, Edwin Cedeño, cuyos trabajos son la muestra de lo que aseveramos. A los actores, no permitan que cualquier "pelagato" meta sus narices y dañe lo que está "más" que dañado.
El Trabajo del Director debe ser una obra de Arte, meterse en la escenografía, maquillaje, buscar la sensibilidad de los actores, sus tonos, la interacción con el resto del elenco, cuidar sus matices, hurgar en la biografía de los personajes con delicadeza y hurgar la verdad.
En nuestro medio, tenemos la fea costumbre de repetir sin ambages, algunas historias y muchas veces sin el crédito correspondiente, es algo sin sentido, y sin ningún respeto.
Con 50 años en el Teatro y con casi 150 obras actuadas y otro tanto como director, siempre he tenido el cuidado de darle el crédito a quien lo merece.
No me perdonaba incluir en una lista de los grandes directores a un jovencito que desde que puse los ojos en él no me equivoqué, su nombre: Gabriel Pérez Mateo, escenógrafo, modisto, actor de grandes cualidades y excelente maestro de escena, junto con Daniel Gómez lo considero de una visual escénica inmejorable.
Estuve en un aquelarre escénico que fue ponderado hasta la saciedad y vergonzosamente le faltó dirección, movimiento y se abusó de la figuras centrales apoyándose en el patrocinio de una personalidad de gobierno para aumentar la taquilla.
No podemos juzgar con las improvisaciones, se regresarán en nuestros rostros sin misericordia. Respetemos el trabajo escénico.