Especial La Voz
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se estima que mundialmente 218 millones de niños y niñas están trabajando, de los cuales 100 millones son niñas y 53 millones de estas niñas realizan actividades descritas por el Convenio 182 como "peores formas de trabajo infantil".
Estas estadísticas no van acorde con lo establecido en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que en su artículo 32 señala que los niños deben ser protegidos contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.
REALIDAD EN PANAMA
No obstante, a pesar de ser Panamá signataria de esta Convención, muchos hogares del interior del país aspiran a que sus hijas consigan un trabajo en la capital o en las cabeceras de provincia, ya que son familias numerosas y viven en condiciones de pobreza extrema.
De acuerdo a la encargada de la Unidad de Asuntos de la Niñez, Karen Zamora, estas niñas, en su mayoría, interrumpen sus estudios para iniciar labores en casas de familia, realizando trabajos domésticos, generalmente ocultas e indefensas ante cualquier tipo de vulneración de sus derechos, convirtiendo esta actividad en una de las peores formas de trabajo infantil a las que hace referencia el Convenio 182 ratificado por nuestro país hace ya nueve años.
"Esta no es la única actividad en la que las niñas tienen una gran participación; ya que existen otras labores como la agricultura, la manufactura y la explotación sexual comercial, en las que resultan particularmente perjudicadas por la discriminación y el estigma", puntualizó la funcionaria de la Defensoría del Pueblo.
Así mismo, destacó la carencia de unas cifras oficiales que brinden a las autoridades una visión sobre la realidad del trabajo infantil en Panamá, lo que permitiría enrumbar los esfuerzos por erradicar esta problemática.