En la cobertura de los hechos acaecidos, sobre todo por las reformas a la Caja de Seguro Social, surgen discrepancias que algunas veces, por desgracia, involucran a los comunicadores sociales. Y en Panamá no se escapa a esta realidad.
A continuación una misiva que nos remitió el ministro de Obras Públicas, Carlos Vallarino, acerca de un cable titulado "Panamá: denuncian conspiración", publicado recientemente por la British Broadcasting Corporation (BBC) el 8 de junio, en donde el funcionario nos refiere su discrepancia:
"Señor periodista: Con mucha sorpresa e indignación he tenido un articulo suyo enviado a la BBC de Londres en la cual me atribuye unas declaraciones que yo jamás he hecho. Expresar que yo, en mi calidad de ministro del MOP, ha acusado a Genaro López y a los miembros de los gremios obreros opuestos a las reformas sociales de que están financiados por sectores de la izquierda extremista, sobre todo de Cuba, es una falacia de extrema gravedad y sobre todo una falta de responsabilidad periodística de parte suya, ya que en primera instancia debió verificar la información, como es deber de todo buen representante de los medios".
"Y recalcó, que es una falacia de extrema gravedad porque mediante su articulo de corte sensacionalista, pone en peligro las buenas relaciones que actualmente mantenemos con el hermano país de Cuba".
"En lo que a mi concierne, su escrito constituye una falta de respecto y definitivamente no se ajusta a la realidad, por cuando yo nunca he pronunciado esas palabras que usted me adjudica".
"Como ciudadano consciente de este país y respetuoso de las leyes que configuran nuestra democracia, le aconsejo, señor periodista, que en el futuro se sirva verificar los hechos. Panamá, 21 de junio de 2005".
La nota aclaratoria enviada por el funcionario desmiente la información de que algunos grupos izquierdistas tienen un doble objetivo, cosa que informó la BBC.
Bueno, respetamos las palabras del ministro, aunque es casi un hecho que en el seguimiento del polémico caso de las repercusiones de la Ley 17, nunca los reporteros, editores y corresponsales quedarán bien con todas las partes en el conflicto.
Y es que en el presente año los comunicadores sociales han sido como el ejemplo de aquella leyenda de que cuando los mensajeros romanos llegaban a Cartago a entregar malas noticias, el rey Amílcar decapitaba a los pobres muchachos.
En todo el mundo, los corresponsales corren riesgos extremos, desde la demanda por calumnia e injuria o malentendidos.
Como lección nos ha quedado este hecho, empero nos vuelve a demostrar que todos los que se manejan en los medios siempre serán objeto de cuestionamientos, pero por lo menos nos prestan atención.
