No son todas, pero se han dado casos serios. Es increíble que cuando el señor de la casa sale a trabajar su esposa se dedique a acostarse con otro, solo porque dice sentirse sin compañía y sin afecto.
Los hombres que escogieron ser marinos nunca se imaginaron que pasarían este tipo de problema al momento de formar una familia. Tal vez para algunos este no sea el caso, pero se dice que la gran mayoría sí experimenta la infidelidad.
Algunos consejeros matrimoniales advierten que es probable que este problema se manifieste por culpa del mismo hombre. ¿Por qué?, se preguntará usted. La respuesta está en que también la mayoría de los marinos son infieles a sus esposas en cada puerto que llegan y es por eso que tienen la fama ganada.
El ser humano no debe actuar por venganza. La mujer debe ser íntegra en todo el sentido de la palabra y no debe dejarse llevar de las voces que calientan su oído con palabras vacías que al final sólo intentan embrujarla para lograr su objetivo, que es conseguir tener sexo gratis.
Si usted es de estas mujeres que andan en estas travesuras de barrio, considere a sus hijos, considérese usted y, por su puesto, también a su marido que es quien se sacrifica (los bien portados) para traer el pan a la casa para que no falta nada en ese hogar, mientras esté embarcado.
Ojalá a partir de hoy muchas esposas cambien de actitud. Recuerden que siempre hay alguien viendo detrás del ojito de la puerta cuando usted sale en busca de placer pasajero.
Es lamentable, pero en este juego la que pierde siempre es la mujer, pues la sociedad considera común que el hombre sea quien comete el desliz.
Cambiemos el mundo transformando primero nuestra casa en un hogar donde impere el respeto de esposa a esposa, padres e hijos y viceversa.
Huyamos de las tentaciones para vivir en armonía y así disfrutar plenamente una vida en pareja.