Canadá entra hoy en zona de turbulencia política con la realización de las elecciones generales que parecen anticipar un gobierno minoritario, en el que ni los liberales ni los conservadores obtendrán una mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes.
Tras 11 años en el poder, ahora los liberales están técnicamente empatados con los conservadores, con entre 30 y 35% de las intenciones de voto, con lo que cada partido podría conseguir un máximo de 115 de los 308 escaños.
Tanto el actual primer ministro liberal, Paul Martin, como el candidato opositor Stephen Harper, tienen chance de convertirse en el nuevo mandatario.
Pero tanto uno como otro necesitarán de alianzas para poder gobernar, lo que no había pasado en más de un cuarto de siglo.
En ese papel bisagra aparecen dos formaciones más pequeñas: el Nuevo Partido Democrático (NPD) liderado por Jack Layton, un partido ecologista de izquierda que podría recibir cerca del 15% de los votos; y el Bloque Quebequés independentista, que presenta candidatos solamente en la provincia francófona, pero que podría recibir 60 bancas.
Irónicamente, el Bloque Quebequés -que no tiene vocación de gobernar al país sino, al contrario, de promover la secesión de la provincia francófona- tendrá entonces en sus manos las llaves del poder en Ottawa.