El futbolista de la Selección Nacional, Jonathan Manuel Rodríguez García, fue nuevamente el centro de atención, pero esta vez no fue por su destreza como jugador, sino para su despedida del mundo terrenal, tras resultar muerto el fin de semana de un disparo.
Para la ceremonia religiosa en la parroquia San Judas Tadeo, Jonathan fue ataviado con el suéter rojo con el N.º 10 de la Selección Nacional.
Decenas de personas, en su mayoría jóvenes, vestían suéteres color naranja, como el de su último equipo, el Chepo F. C. La tristeza era notable en los rostros de sus padres, Elvia y Johnny, además de su hermana Astrid, quienes aún no asimilan la inesperada partida de la promesa del deporte.