La victoria de Alemania sobre Polonia por 1-0 ayer en Dortmund en el Mundial, originó una explosión colectiva de júbilo en las calles de las principales ciudades germanas, con miles de banderas nacionales que ondeaban al viento.
Esto de por sí, ya es un espectáculo insólito en un país en el que cualquier manifestación de nacionalismo por tímida que fuera, se identificaba con el pasado más oscuro y siniestro de Alemania.
Pocos minutos después de terminar el encuentro, decenas de automóviles circulaban por las grandes avenidas de Berlín, como Kurfürstendamm, con sus ocupantes dando toda clase de vítores, tocando el claxon y enarbolando la tricolor negra, rojo y dorada.
La dupleta artífice del triunfo.