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San Antonio, prodigioso taumaturgo

Por: Aura Alvarado | Profesora

En ciertas iglesias del terruño panameño, el 13 de cada mes se recuerda a San Antonio como el santo predicador y gran taumaturgo. Es decir, la persona considerada admirable en sus obras y que realizó en vida hechos prodigiosos. Antonio el franciscano de gran renombre, sacrificio, popular y magnánimo, especial con la clase pobre, llamado de Padua por el lugar donde reposa su cuerpo muerto. Padua o Pavia de Venecia (Italia) es una bellísima ciudad de obispado, universidades, hermosos palacios y la basílica de San Antonio (siglo XIII).

San Antonio el confortador del pobre, de la viuda, del huérfano, haciendo a cada uno menos duras aquellas pruebas, a las cuales le somete la majestad de Dios. Pedía al Niño amable en sus brazos tener piedad de tantos afligidos. Antonio poseía el don de los milagros e hizo la mayor parte de ellos en alivio de los enfermos; los atendía con sus propias manos, les curaba las llagas y se las besaba como si fueran del mismo Jesús.

San Antonio, pobre como el Maestro y el Seráfico Padre, buscaba la compañía de los indigentes con quienes dividía los pedazos de pan que recibía mendigando y hasta se privaba a veces de lo necesario para socorrerlo con amor. Por ello se hizo notable la vocación antonina más difundida y más hermosa.

Oración al Santo de los Milagros: ¡Oh gema preciosa de pobreza, espejo de abstinencia, estrella resplandeciente de santidad, belleza del Paraíso, columna de la Santa Iglesia, predicador de la gracia, exterminador de los vicios, sembrador de virtudes, consolador de los afligidos, llama de la divina caridad, nueva luz de Italia, estrella de España y Panamá, mártir del deseo glorioso triunfador de los herejes.

Por ser el 13 de junio el día de tu recuerdo, las festividades llevadas a cabo en tu honor se tripliquen y que avance cada día de virtud en virtud, de modo que viviendo en tal forma y muriendo, la muerte de los santos merezca, por tu patrocinio, ser prontamente acogida en la gloria celestial.

¡Oh, Santo Bendito! Tus devotos te seguirán orando y venerando, gracias.



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