El niño a cada rato se sobresaltaba. Veía a sus padres discutir violentamente... Lo que más lo afectaba era cuando el padre le daba golpes y empujones a su madre. Su corazón se encogía al ver a mamá tirada en el piso, llorando, y con moretones que luego trataba de cubrir con cremas y polvos. La situación siguió por años. Cuando el niño era un jovencito tuvo su novia. Y una vez en medio de una discusión... ¡le pegó y la empujó!
¿Qué había sucedido!
Sencillamente el niño convertido en joven, había repetido lo que vio a su padre.
Aunque algunos no lo crean, muchos seres humanos repiten conductas y actitudes que vieron desde pequeños.
El asunto se explica más, cuando uno de los padres (casi siempre la madre) trata de "tapar" lo ocurrido. Quiere justificar la violencia doméstica ante su hijo, quien a la larga lo considerará algo "natural"...
Por eso hay técnicos que indican el daño que sufren los familiares ante esta violencia, se repetirá y habrá una especie de círculo vicioso.
Ellos sostienen que es preferible que una pareja termine su relación tumultuosa, antes de continuar por años con ella.
Claro que hay problemas económicos envueltos en estos casos. También no se quiere sufrir la sensación de fracaso.
Y no le extrañe que a veces la misma mujer se eche la culpa de la situación, justificando la agresión de su marido.
Se debe pensar en el futuro de los hijos. Es preferible que sufran por la separación de sus padres, a que desarrollen una personalidad abusiva hacia su pareja.
También no está demás explicarle a los hijos lo ocurrido. Quien golpea es culpable, no importa cuánto lo quieran sus hijos...
Nada ni nadie tiene justificación para agredir a su pareja.
Y no crean que esto ocurre sólo con las mujeres. En centros de protección contra los delitos, se registran hasta uno de cada cinco denuncias... ¡por parte de los hombres!
Aquí hay que actuar lo mismo que si la víctima fuera la mujer.
Cuando la relación de pareja llega a ese extremo, es que ha fracasado. Lo mejor es que cada uno por su lado trate de rehacer sus vidas.
Y siempre hay que tomar en cuenta los efectos negativos que pueden sufrir los hijos...