En esta vida existen personas que anda pregonando todo el tiempo, "Nadie me comprende", pero qué hay detrás de esa falta de comprensión.
Muchas veces no nos fijamos en nuestra manera de actuar, y mucho menos en la forma como le contestamos a quienes están en nuestro alrededor.
Hace días percibí un caso, varias amigas se reunían a la hora del almuerzo, hablaban de todo un poco, mientras degustaban sus deliciosos almuerzos, pero un buen día una se apartó del grupo, al parecer, otras de las que también participaba en la reunión había hecho un comentario, el que no gustó a la chica que se apartó, pero nadie sabía nada.
Después de un tiempo, las demás averiguaron que era por un comentario, que según la que lo hizo no fue intencionado, alegando que ese era su tono de voz.
Pero, aquí sucedió algo, todo se pudo arreglar porque ambas chicas conversaron, y la que se había apartado comprendió que la otra, con tono de voz particular, no tenía nada en su contra, sino que aquel día del incidente tenía un problema que le aquejaba, y que por su desánimo no había platicado con nadie, y quizás eso se reflejó en su tono de voz.
Amigo, así como suceden estos casos, suceden otros que se prestan a confusión, es por eso la necesidad de dialogar, porque existen miles de situaciones que se prestan a confusión, lo que puede ocasionar que en ciertos casos se pierda una amistad de varios años, o se lleguen a situaciones peores.
Esta situación, así como se da entre amigos, también se da entre familiares.
Finalmente amigo, hay que entender la situación de las demás personas, saber que todo el tiempo no se puede andar con los dientes "pelados", pero también hay que estar claros en que los problemas personales, no deben entorpecer nuestro desenvolvimiento laboral.