El presidente George W. Bush está en un gran dilema para justificar la invasión a Irak, donde se afirmaba que habían armas químicas y se llegó a dudar del trabajo de inspección de los técnicos de las Naciones Unidas (ONU).
El mundo occidental avanza hacia la democracia y la libertad y rechazaba la tiranía de Sadam Hussein y se dieron las acciones de guerra, cuya razón principal era que en ese territorio se encontraban esas peligrosas armas.
Washington donde todo al final se sabe, ha dado a conocer en los medios de prensa internacional, que la afirmación del peligro vino de un grupo de agentes de inteligencia que trabajaban para El Pentágono, que lograron superar el área de influencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
La situación ha llegado a tanto que se ha tenido que nombrar a una comisión de jubilados en esa materia para que saque sus conclusiones en torno a la recolección de estas informaciones, que ponen en peligro la credibilidad de los Estados Unidos ante otros casos similares.
Estos casos en los Estados Unidos donde la ley impera y en donde a la hora de cualquier aplicación puede, inclusive, afectar al propio presidente, como el caso de Watergate.
Este caso tomará grandes resonancias y la prensa norteamericana jugará su papel hasta descubrir qué ocurrió, porque se tomó una decisión sobre una realidad que hasta el momento no se ha podido confirmar.
Para los sectores que han apoyado a los Estados Unidos en esta invasión debe ser de gran preocupación, como en el caso del gobierno español, que podría pagar con la derrota electoral. |