En condiciones infrahumanas, sin educación, sin agua y casi como unos animalitos, vive la familia Navarro González, que hace un año salió de su comunidad hasta Natá en busca de mejores días.
Su pobreza es tal que a duras penas come ñame o yuca sancochada día a día.
Por otro lado, la hija mayor de esta familia tiene problemas mentales, está como ida, y su madre indica que habla, pero poco y se comporta extraña.
En fin, toda la familia necesita atención médica, en especial los siete hermanitos Navarro González, quienes también carecen de ropa, camas, silla, alimentos, y presentan una visible desnutrición.
Algunos de los niños no van a la escuela, según la madre, por la falta de recursos. Están esperando a que los mayores salgan de sexto grado para ingresar a los restantes.