Cuando el reloj marcaba las 7:30 de la mañana, escoltados por motorizados llegaron a la sede de la Policía Nacional en Ancón las dos carrozas con los cuerpos del subcomisionado Gerardo Polanco y el Capitán Calixto Cedeño. Segundos más tarde llegó el mayor del ejército chileno Luis Celis Álvarez aferrado a la cajita dorada en donde traía las cenizas de "la mejor madre del mundo", como él la llamó: la Comisionada María Angélica.
Cinco trompetazos y el canto del Himno de la Policía Nacional dieron inicio al acto protocolar, dirigido por Jaime Ruiz, director encargado de esta entidad.
Ruiz les entregó a los familiares de los oficiales fallecidos la Condecoración Medalla Post Mórtem de la Policía Nacional y un cuadro con la fotografía de cada uno de ellos que fueron recibidos por Luis Celis Álvarez, hijo de la Comisionada María Angélica de Celis; Mireya Chacón de Polanco, esposa del Comisionado Post Mórtem Gerardo Polanco y Darlenis de Cedeño, esposa del Mayor Post Mórtem, Calixto Cedeño.
En el Jardín de Paz, cuando se procedía al sepelio de Calixto Cedeño, hubo una emotiva ceremonia. El propio jefe de la Policía, Jaime Ruiz rompió en llanto. Darlenis de Cedeño, esposa de Calixto, y también policía, tuvo que salir en apoyo del director: "fuerza comando", exclamó.
A Ruiz se le quebró la voz cuando hablaba frente al féretro de su subalterno que había dado "Todo por la Patria". Cedeño hace apenas 8 días había sido trasladado desde la Policía de Frontera.
Sus compañeros de la Policía de Frontera lo despidieron con un grito: el "Comando Nunca Muere".