Quienes vieron la primera parte, saben que la segunda es tan o más buena que la primera. Aunque la parte dos de la venganza de La Novia ofrece menos acción y más diálogos.
Luego de despachar a sus antiguos colegas O-Ren Ishii y Vernita Green en Kill Bill Vol. 1, la Novia (Uma Thurman) reanuda su campaña justiciera en la segunda parte de la taquillera saga dirigida por el cineasta de Pulp Fiction (Tiempos Modernos), Quentin Tarantino.
Tras vencer a dos de sus oponentes, La Novia deberá perseguir a: Budd (Michael Madsen) y Elle Driver (Daryl Hannah), antes de alcanzar su última meta: matar a Bill (David Carradine), el hombre que la protegió y convirtió en asesina, para luego traicionarla y transformar su boda en un infierno de sangre y violencia.
Esta segunda historia complementa a la primera, en la que se observaron impresionantes escenas de Kung fu. Ahora se da un ángulo sentimental y moral de la venganza del personaje principal femenino.
(Quintin y Uma) idearon a The Bride en una charla informal, le dieron forma a través de otras varias conversaciones, y el resultado fue una épica posmoderna, una historia de historieta con destino de gloria, un motivo más para que el director de Pulp Fiction sea considerado el gran retratista de la cultura de masas internacional y popular.
LA SECUENCIA
La primera parte finalizaba con la rubia heroína habiendo terminado la mitad de su objetivo: acabar con todos y cada uno de los integrantes de una banda de asesinos profesionales que arruinaron su boda y la dejaron en coma. El jefe de la organización, Bill, sería el plato fuerte, el punto final al cuento.
Este segundo film continúa donde quedó el otro, pero a diferencia de aquel, aquí la sangre no llega al río, o al menos si llega pero no lo tiñe por completo.
