La aceptación por Irak del nuevo régimen de sanciones de la ONU no pone fin a la tensión entre Bagdad y Naciones Unidas, enfrentadas por la exigencia internacional de que los expertos en armas regresen al país.
Comentaristas y diplomáticos en Bagdad coinciden en señalar que la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el martes por unanimidad y que alivia las sanciones impuestas a Irak desde que sus tropas invadieron Kuwait en 1990, será un factor importante para "reducir" la tensión, pero "no acabará" con los problemas.
También consideran que el regreso de los inspectores de la ONU que han de certificar que Irak ha desmantelado sus armas de destrucción masiva, que se le prohibieron al término de la Guerra del Golfo (1991), seguirá siendo "un motivo de tensión".
"La aceptación por el régimen de (el presidente de Irak) Saddam Hussein del nuevo sistema de sanciones anuncia un nuevo periodo en las complicadas relaciones de la ONU con Bagdad, pero el asunto más delicado, en el que insiste Naciones Unidas, además de EU y el Reino Unido, el regreso de los inspectores de armas, sigue pendiente", dijo a EFE un diplomático europeo en la capital iraquí.
Los inspectores de la Comisión Especial de la ONU (UNSCOM), encargados de supervisar el desmantelamiento de las armas de destrucción masiva iraquíes, abandonaron Irak en 1998, poco antes de los últimos bombardeos masivos de EU y el Reino Unido contra esa nación árabe.
Comentaristas iraquíes han apuntado que el nuevo sistema de sanciones está "diseñado por Washington y Londres para perpetuar el embargo, aunque Irak acepte la vuelta de los inspectores de armas", y Bagdad ha tenido que aceptarlo "al ser votado por Rusia y China", que hasta ahora se habían opuesto en la ONU. |