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Una devastadora hambruna azota a los ex rebeldes tras el fin de la guerra en Angola. Por lo menos cinco personas mueren de hambre cada día, solamente en uno de los varios campamentos donde se ubicó a miles de ex rebeldes de UNITA desde que se firmara el histórico acuerdo de cese el fuego que puso fin a 27 años de conflicto en el país africano.
Cada día se registran muertes por hambre en los campamentos situados en Calangue, en la provincia sureña de Huila, según denunció un ex comandante de UNITA, el Brigadier Basilio Sapalanga, en declaraciones a la radio local. La situación también es dramática para la población civil en general: se estima que hay por lo menos cuatro millones de desplazados, que con la paz han comenzado a acercarse a centros designados en busca de alimentos y con la esperanza de recibir ayuda para rehacer sus vidas.
Se estima que la guerra de Angola dejó por lo menos 800.000 muertos y devastó la infraestructura de uno de los países más pobres, pero potencialmente más ricos de África, con vastos recursos en petróleo y diamantes.
Voceros de UNITA señalaron que gran parte de sus 55.000 combatientes, acompañados de unos 300.000 familiares, se desplazaron a los centros de desmovilización establecidos desde el mes pasado.
El gobierno reconoció que hay escasez de alimentos y medicinas en los campamentos, y pidió ayuda al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA).
La crítica situación que enfrentan los ex rebeldes se suma a la ya gravísima condición de millones de civiles desplazados durante años de guerra. Este mes, la agencia de ayuda Médicos Sin Fronteras dijo que con el fin de la guerra, está comenzando a emerger la verdadera magnitud de la catástrofe. |
