Hoy, todos concuerdan que el manejo eficiente de la información (el conocimiento) es la llave para acceder a los espacios de desarrollo; en este punto, la capacidad de leer en múltiples contextos, se erige como el gran desafío que debemos acometer. Pero ¿Cómo lograrlo?, ¿Cómo hacer de la lectura un asunto importante en una población que no siente como necesidad vital el leer?, ¿Cómo lograr que se incluya la lectura como política de Estado, cuando aún existen políticos que ven el hábito de leer como una actividad subversiva?, ¿Cómo congregar a los distintos actores y lectores felices en un solo grupo cuando la tónica ha sido que cada quien pique piedra por su lado?
Una reacción a estas preguntas ha sido la creación del Foro Nacional de Lectura, que agrupa a instituciones culturales, educativas y la sociedad civil, que hermanados por el objetivo de buscar nuevos lectores, se vienen reuniendo semanalmente desde diciembre de 2007, en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R., y donde se plantean éstas y otras interrogantes, se conciben y materializan proyectos y se lee a la sociedad panameña desde sus textos y desde el diálogo reflexivo.
El Foro ha diseñado un Plan Nacional de Lectura que aborda seis ejes temáticos: el estímulo a la creación de materiales de lectura, la creación, desarrollo y fortalecimiento de la biblioteca pública, la formación de actores en promoción de lectura; acciones para fortalecer la lectura en las escuelas, los medios de comunicación y la lectura, y quizá la meta más ambiciosa: el posicionamiento de la lectura como política de Estado.
Tal vez alguien pueda preguntarse, ¿leer para qué si mi necesidad inmediata es buscar el alimento, o sobrevivirle al diablo rojo, o evitar enfermarme? Sí, es verdad, son esos males cotidianos los que nos aguijonean y nos aleja de leer; pero si leyéramos probablemente nos tomáramos unos minutos para reflexionar -actividad que casi desconocemos-, descubriríamos que otros padecen igual condición que la nuestra -que no estamos solos en una isla-, hallaríamos fórmulas, caminos, ideas que podrían resolver. Y he allí lo subversivo de leer: porque nos hace libres para pensar, decidir y actuar; porque nos hace ciudadanos críticos y comprometidos con los demás; porque en definitiva nos ofrece la posibilidad de soñar mundos mejores. A eso aspira el Foro Nacional de Lectura.