El Gobierno de Tailandia sacó ayer a los soldados y carros de combate a las calles de Bangkok tras decretar el estado de excepción con el fin de acabar con las desafiantes protestas de los manifestantes que persiguen su caída.
El estado de excepción en Bangkok y cinco provincias vecinas fue declarado por el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, un día después de que las protestas forzaran la cancelación de la Cumbre asiática, que Tailandia organizó en la turística ciudad de Pattaya.
"El Gobierno ha tenido que decretar el estado de excepción para restaurar la normalidad lo antes posible", dijo Vejjajiva al dar lectura al comunicado.