EDITORIAL
Jubilaciones especiales
Aunque la Constitución Nacional es clara en aquello de que no habrá fueros ni privilegios, algunas instituciones, por encima de la ley, tienen el privilegio de jubilaciones especiales como es el caso de los bomberos, policías y hasta empleados de correos y telégrafos. El asunto de la restitución de estas jubilaciones especiales ha sido tratado con carácter político, debido a que es una decisión anti popular que, quiéranlo admitir o no, afecta al Fisco. Los políticos temen enfrentarse a airadas manifestaciones de los gremios de docentes y enfermeras, porque ello mermaría su caudal de votos en determinado circuito electoral. Fue el gobierno del Dr. Ernesto Pérez Balladares el que les quitó las jubilaciones especiales a docentes y enfermeras. Sin embargo, las protestas de tal acción se las han enfilado al gobierno de la señora Mireya Moscoso en forma inexplicable, aunque los opositores arguyen que fue una promesa electoral para ganar adeptos. Lo cierto es que las manifestaciones tienen al país en zozobra porque le han dado un pase de factura a un gobierno que no tuvo nada que ver con el asunto. El Gobierno tiene que hablar con la verdad y decirle a los educadores y enfermeras que no hay dinero para pagar esas jubilaciones especiales. Hablar claramente aunque tenga un alto costo político. El querer ganar tiempo en espera de que sea un milagro que le resuelva su apretada situación, ubica más al Estado en un callejón sin salida donde no se vislumbra una luz al final del túnel. El Gobierno, como medida heroica, debe decretar una política de austeridad, pero que se cumpla realmente para evitar el acoso y asedio a que lo tienen sometido los partidos de su co-gobierno. Este país no ha superado la etapa de la politiquería y la Presidenta advierte enérgicamente a sus Ministros que hay que trabajar más y no hacerlo todo en función de una proyección partidista. Por si no lo saben los que gobiernan, el desempleo y la extrema pobreza muerden como alambre de púas la dignidad del pueblo panameño mientras se hacen menos eficientes los servicios de Salud, Educación y se postergan la apertura de nuevos caminos de penetración para la producción nacional. A parte de ello, la delincuencia, la drogadicción y la corrupción, generalizada impactan en este país de doble moral, sacrificado a una generación que ya no verá por falta de una energía soberana, iluminar las noches del siglo XXI.
PUNTO CRITICO |
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